El Santo Sepulcro
El primer paso que acompañaron los nuevos cofrades fue el llamado «Los durmientes», que se conserva en el Museo Colegio de San Gregorio. Diversas investigaciones señalan que el conjunto era originalmente acompañado por la cofradía de las Angustias, que fue quien lo encargó; más tarde por los seminaristas y finalmente por los miembros del Santo Sepulcro. El elemento principal del conjunto es el del Cristo muerto, yacente, dentro del sepulcro. Éste es una hornacina de factura clásica, sobria, con columnas de orden toscano y arcos de medio punto entre la base y la cubierta, del mismo estilo, y que dejan al descubierto los espacios intermedios y superior para que pueda contemplarse la imagen del yacente.
El conjunto está formado por siete figuras. La principal es Cristo muerto, obra sin documentar pero cuya autoría se atribuye a seguidores de Gregorio Fernández, que debieron tallarla en el siglo XVII. En las esquinas del sepulcro duermen cuatro soldados romanos que son obra del escultor Alonso de Rozas, realizadas en 1674 y pintadas por Diego de Avendaño; visten armadura formada por casco, coraza y calzones, botas hasta la pantorrilla adornadas por relieves de rostros humanos, y tienen lanzas apoyadas en el cuerpo.
Completan el conjunto dos ángeles salidos de la gubia de José de Rozas, hijo de Alonso, a quien también se atribuye la construcción de la urna, que la realizó hacia 1696. Están de pie custodiando el sepulcro a la cabeza y los pies del Cristo yacente, y mirando hacia el exterior.
Elemento fundamental de este conjunto es la carroza que lo traslada por las calles de la ciudad, obra del escultor y cofrade Francisco Sánchez Medina, que creó una plataforma que encaja perfectamente con el sepulcro salido del taller de Rozas. Desfiló por primera vez en 1957 sustituyendo a la vetusta plataforma original, que no era otra cosa que un sencillo remolque de camión o carreta. En la construcción de la nueva se utilizaron mármoles, madera de cedro y bronces.
El Cristo del Consuelo
En 1994 la Cofradía empieza a denominarse oficialmente del Santo Sepulcro y del Santísimo Cristo del Consuelo, advocación esta última a la que llevaba mucho tiempo rindiendo culto en el interior de la iglesia de San Benito. Aunque desde 1980 ya organizaban el Miércoles Santo la llamada Peregrinación del Consuelo, no fue hasta el año 1995 cuando empezaron a procesionar la imagen que acompañan actualmente. Se trata de una talla pequeña de Cristo crucificado y atribuida a Gregorio Fernández, que debió realizarla en 1610, y que está ubicada en la capilla de los Butrón de la citada iglesia.
El profesor Juan José Martín González la describe como una talla de 1,26 metros, de cuerpo muy esbelto, con una corona de espinas labrada en la misma madera. En su documentado estudio indica que se trata de una imagen «trabajada con criterio académico, con suavidad exquisita», dotada de una «espléndida policromía, muy oscurecida, de ojos casi cerrados y una finísima herida en el costado».
La Virgen de la Alegría
Este paso es uno de los más jóvenes de cuantos desfilan por las calles de la ciudad. Se trata de la Virgen de la Alegría, una escultura tallada por el escultor vallisoletano Miguel Angel Tapia, que ha logrado aunar tanto en la imagen como en la policromía la tradición imaginera de Castilla. El autor ha esculpido una Virgen de edad madura que sale al encuentro del Hijo resucitado y que muestra en su rostro el gozo propio de una procesión que da fin a la Semana Santa. Esta imagen, que desfiló por primera vez el domingo de resurrección de 1997, lleva pintado en su rostro la alegría del misterio de la resurrección.
Con anterioridad, los cofrades del Santo Sepulcro y el Santísimo Cristo del Consuelo ya habían procesionado una imagen de la Virgen de las Candelas, a la que para la procesión de la Alegría se le quitaba el niño de su brazo izquierdo y la vela de la mano derecha, perteneciente a la parroquia de San Lorenzo, que en un momento determinado se consideró conveniente no sacarla de la iglesia a causa de su estado. Decididos a continuar con la tradición, esta cofradía se hizo el proposito de encargar una nueva imagen, ya propia, para conmemorar el 50 aniversario de su fundación.
El contrato con el escultor se firmó el 10 de abril de 1996. El 13 de marzo del año siguiente, tras ser aprobada por el Pleno de la Junta de Cofradías y el Arzobispado, fue presentada al público en la sacristía de San Benito, y el día 16 bendecida por el señor Arzobispo, Don José Delicado Baeza, en el marco de una solemne eucaristía.
El Cristo Yacente
Esta imagen es la más nueva de la cofradía, obra de Miguel Ángel Tapia en 2009, bendecida el día 1 de Abril de 2009 en la Iglesia de San Benito el Real y realizada para utilización exclusiva en los actos internos y de culto, especialmente durante las celebraciones religiosas del Sábado Santo, debido a que será venerado ofreciéndose a besar a cuantas personas quieran.
El nuevo Cristo Yacente tiene claras influencias del estilo de Gregorio Fernández, maestro de muchas generaciones venideras, como es el caso del vallisoletano Miguel Ángel Tapia. Cuenta con un tamaño un poco superior al natural y destacan tanto la musculatura del fallecido, como los pliegues de la sábana y paño de pureza.
La imagen está expuesta a los fieles en la Capilla de los Butrón, en la iglesia de San Benito, la sede canónica de la cofradía.